Cuando hablamos de fútbol en Honduras tenemos que hacer mención que existen familias de renombre que han marcado época, poniendo a nuestro país en el radar de este lindo deporte.
El apellido Suazo es muy significativo cuando de éxito se trata en el balompié catracho, pero, al igual como toda familia luchadora, no fue fácil conseguirlo.
Para todos es conocida la trayectoria de Nicolás Suazo, y la legendaria carrera de Oscar David Suazo, pero que, dentro de esos dos recorridos, existe uno que, aunque fue corto, también es recordado por su potente pegada y su físico. ¡Ese es Rubén Suazo!
Rubén, exjugador del Marathón y Platense, charló con DIEZ y nos contó cómo ha sido de su vida luego de colgar los botines como profesional y ahora como emprendedor junto a su esposa.
Habló sobre las batallas que ha tenido con su sobrepeso y revela lo que hizo su familia para apoyar a su hermano David en su recorrido por el deporte rey.
LA ENTREVISTA
¿Qué ha sido de la vida de Rubén Suazo?
A partir de la pandemia nos tocó reinventarnos. Le dije a mi esposa que emprendiéramos con el tema de la comida, más a ella que le encanta cocinar. Empezamos primero desde casa. Después trabajamos en una empresa de transporte y hoy estamos viendo las mieles de ese esfuerzo que hicimos, dando un buen servicio a los clientes, con un sabor casero, que sea agradable al paladar de los clientes, que todos vengan a Jugos y Baleadas Pinto a disfrutar de lo que ofrecemos.
Pues hablando de mi carrera y mis inicios, lo curioso es que mi papá nunca jugó al futbol, pero las raíces nos tocaron. De hecho, hace unos días me encontré con quien fue mi primer entrenador: Pucho Osorio. Me entregó una foto de cinco años cuando jugaba de portero y otras en la preparatoria en mi rol de delantero.
Nicolás, David, Henry y yo les estamos inculcando a las nuevas generaciones que vienen detrás de nosotros. Tratamos de decirles que esto es de esfuerzo, sacrificio, disciplina, amor y creo que lo van a poder lograr.
¿Por qué no siguió de carrera de portero?
En ese partido me anotaron un gol, no me gustó y todos mis compañeros me regañaron, y le dije a Pucho que ya no quería ser portero, quería jugar. De hecho, mandamos a hacer camisas, teníamos una mamá que confeccionaba y ella nos pudo hacer una camisa. Y el gafete de capitán era una cinta de esas de banda, de madeja, ese fue mi primer gafete que pude colocarme con mucho amor, la señora María España (Q.D.D.G.) fue de mucho apoyo para mí.
¿Cómo llegaste a Platense y cómo fueron tus inicios en el fútbol?
Hablando con el profe Chelato, me dijo que él iba para Platense y me dijo que si quería jugar, y seguir bajo las riendas del que me presentara. Recuerdo llegar con 360 libras, un sobrepeso enorme. Y aprovecho para agradecer al profe Leonel Flores que tuvo una ardua labor conmigo, recuerdo que entrenábamos y entrenábamos y veía que no había fruto (Risas). Después pudo platicar con mis hermanos y les dijo que yo comía mucho las baleadas con coco hechas por mi mamá, ¿quién se puede resistir a esa tentación?
Después me dije que tenía que hacer algo, dar un buen ejemplo a las personas que venían detrás de mi, de la familia y me propuse a estudiar que era una proteína, carbohidrato y así tener una dieta balanceada. Pude llegar a un peso de 170 libras, un peso ideal y pudimos hacerlo con el profe Leonel. De allí anoté ocho goles con Platense, y después pasar a las filas del Marathón, también con el profe Chelato,
Fui campeón con el profesor Romero en el 2001, ganándole al poderoso Olimpia, recuerdo que estaba lleno el estadio y había un grupito de gente y salimos a celebrar con ellos, llegamos a las 2:00 AM y 3:30 AM al puerto. Hicimos el recorrido a Potrerillos, Pimienta, la gente felicitándonos y era una locura, no nos dejaban bajarnos del bus.
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¿Cómo manejabas las críticas por tu físico y cuánto te llegaron a afectar?
Sí me afectó de manera abismal. De hecho, hablamos con el profe Leonel que, cuando me miró llegar el grupo, pensó que era directivo y no creyeron que yo era jugador (risas). Les dije: “Mucho gusto, jugador de futbol, y en eso empezó la tarea y el profe se ganó mi respeto ayudándome a bajar de peso ideal que era de 170 libras.
Con Leonel tuvimos cuatro temporadas y recuerdo que íbamos a la pretemporada todos mis compañeros. Ellos llevaban plátano frito, frijoles, huevos, yo ensalada verde sin ningún condimento, pan tostado y de vez en cuando un poco de mermelada con te sin azúcar. Fue algo muy difícil, pero sí quería ser parte de la historia de la Liga Nacional, tuve que hacerlo.
¿Te llamaron del extranjero y que equipos te buscaron?
Sí, pude haber jugado en Guatemala con el empresario Elías Duarte que era representante de jugadores, pero hubo un problema en mi familia y no se pudo concretar mi fichaje.
¿Qué te faltó para consagrarte en el futbol?
Mucha gente me decía que yo era mejor que mi hermano David, porque desde los cinco años fui a un escuela de fútbol, pero él nació como una estrella, que hasta el ministro de educación mandó una carta al ITE para que David pudiera integrar la Sub-20 y poder representar al país.
Cuando me tocó a mí, mi mamá me dijo: “Tú no vas porque primero te tienes que graduar”. Ya te imaginas esas lágrimas en mi cuarto, me salieron, pero agradezco a mi mami porque al final pudimos hacer una carrera, tanto para David, Henry, y muchos otros familiares que están en el circulo.
¿Y qué te llevó a tomar la decisión para no continuar en el fútbol?
Tuve problemas con ciertos directivos, no había camaradería con el equipo, por ende, tomé la decisión de no continuar y buscar nuevos horizontes. Me fui a los Estados Unidos de vacaciones y terminé jugando con un amigo la Copa Latina, que es el mundial en Miami donde quedamos subcampeones, coincidiendo con Juan Pedro Yalet uno de los mejores futbolistas que han venido a nuestro fútbol.
¿Quién tenia mejor perfil para ser futbolista?
Para mi Carlos Iván por su perfil zurdo natural. Sin entrenar tenía un potencial físico, pero no quiso disciplinarse. David tenía personalidad, disciplina, mucha entrega.
¿Quién descubrió a David Suazo?
A mi hermano lo descubre Maynor Suazo (primo). Cuando estaba en la Sub-20 le dijo al profe Guifarro que tenía un primo que jugaba y que le diera la oportunidad. Tenían que sacarlo de sus clases porque en ese momento estaba estudiando computación, disputando dos amistosos contra Marathón y Real España.
¿Cómo ha sido esa etapa o como fue para ustedes tener que despedir al pilar de la familia don Nicolás?
Bien duro (lágrimas). De hecho, él era mi bastión. Me decía: “Rubén, ven, juegas bien”. Nos faltó ese pedacito, pero el hecho de tener una familia, mis hijas me ha confortado y mi padre allá en cielo disfruta de lo que somos y que hizo un buen trabajo con nosotros.
Mi padre nos dejó ese legado de hacer el bien, nos inculcó el poder tener una familia y poder educarlos y predicar con el ejemplo. Ahora mi hermano Nico es el que ha tomado el rol de padre, nos reunimos a fin de año en casa mamá y hacemos fiesta de traje.
Anécdota con David antes de marcharse a Italia
Recuerdo que Olimpia no quería que se fuera, estaba la posibilidad porque ya lo había visto el profesor Washington Tabárez quien lo ocupaba en el Cagliari, que era un diamante en bruto que había que pulir.
No fue fácil, era un joven de apenas 19 años, un cipote recién graduado, ir a otro mundo con otro idioma, era un proeza poder ir allá. David lloraba solo en su cuarto, en las prácticas no tocaba el balón en los 90 minutos, y eso lo llenaba de impotencia.
Ya después recapacitaba, llamaba a Nico, a mi mamá con mi hermana para poder sacar fuerzas, el hecho de que el señor lo había puesto en un lugar privilegiado, ser goleador del Cagliari, luego pasar al Inter, y es algo que solo Dios lo hace, los valores que nos inculcaron nuestros padres ha sido la fuerza para haber logrado y llegar hasta donde llegó.
Se nos acercan amigos, y nos dicen: “Ese man es el toro”. Que lo ven al lado de Messi, Cristiano, y eso nos llena de orgullo, por todo el sacrificio que hizo mi mamá de criar ocho hermanos.
¿Cuál ha sido el momento mas duro a nivel personal y profesional?
Momento duro: las lesiones de Nico en Danlí y la de David en un premundial antes de ir a Nigeria. Las demás en el camino las luchamos y son cosas que con fuerza las podemos sacar.
¿En cuanto a la Selección Nacional, por qué no fuiste convocado?
Antes era un torneo completo para llegar a la Selección y habían jugadores bravos. Hoy siento que es un poco más fácil, pero siempre hay que sacrificarse, el hecho de concentrarse, dejar la familia, poder prepararte, y mucha gente no entiende esa parte.
¿Cuál es el consejo que más recuerda de su etapa como futbolista?
El de mi hermano Nicolas, “nadie te va regalar nada, vos tenes que hacer tu carrera”. Eso me llena de orgullo que voy por la calle y te reconozcan, Rubén Suazo el de la pegada fuerte que le quebraba la mano a los porteros, son cositas que se agradecen, porque van dejando un legado a nuestras generaciones.
¿Hablando de tu familia, con cual de tus hermanos te identificabas o eras más cercano?
Con David Suazo, vía teléfono, pero con el que soy más cercano es con René, porque ha sido mi paño de lágrimas mi consejero, está ahí cerca y como no tenemos mucha diferencia de edad nos comprendemos mutuamente.
¿Se acabó la dinastía Suazo en el futbol nacional?
Hay varios. En el orden primero está el hijo de David, Luis Gabriel, que está en la Sub-17 de la Juventus, con muy buen suceso. Después tenemos a Geovanni Adolfo, hijo de mi hermana (Nolvia Suazo) y también está haciendo sus pininos. El hijo de Henry, Esteban Nicolas, preparándose en una escuela de Fútbol de Chamaco Guifarro, esperando que de ellos tres salga el sucesor.
¿Cómo ves el futbol hondureño en la actualidad, consideras que hemos perdido nivel en la zona?
Pasa no por ir a los barrios, donde nace el futbol puro. Yo tengo la posibilidad con unos amigos con un programa muy bueno donde se reclutan menores de 15 años, creo que la federación hace bien trayendo entrenadores extranjeros, atacando el semillero y en uno o dos años tendremos resultados positivos para retomar el nivel que teníamos en la generación pasada.
Para mí sí hemos perdido nivel, no somos competencia para Costa Rica, nos gana Panamá, ahora Nicaragua, estamos mostrando un bajo nivel, se tienen que tomar cartas en el asunto para resurgir, tenemos el estereotipo de futbolistas potentes, rápidos, gente muy inteligente para jugar, debemos volver a las raíces que nos permitan emerger.
¿Qué tan lejos estamos de tener a un David Suazo o un Carlos Pavón, Rambo?
¡Que complicada pregunta! Todo se puede, hoy tenemos más facilidad para poder aprender nuevas técnicas, aplicarlas para cualquier entrenamiento ya sea defensivo u ofensivo, hay que estudiar, sacrificarse, yo pienso que el jugador de ahora es muy celoso en ese aspecto, está esperando que le den una vitamina, pagar un gimnasio, si es algo que le va a cambiar la vida a tu familia, hazlo por ti y los tuyos.
A esta nueva generación le falta sacrificio, lo platicaba con mi hermano hay tantas escuelas donde te puedes preparar, porque no tener más jugadores, que te permitan escoger cinco de cada posición, pero todo requiere sacrificio y disciplina.
¿Ves a esta nueva generación clasificando al Mundial?
La pregunta del millón... lo veo muy difícil, por lo que ya te había mencionado es la evolución de otras federaciones, sin mencionarte las selecciones caribeñas.
Pero como hondureño sí quiero ver a la H en el Mundial, poder ir a presenciar los partidos ya sea en Estados Unidos, México o Canadá. Va a costar, pero siento que estamos a tiempo, el futbolista deberá cambiar su mentalidad quitándose ese ego que yo soy mejor.