También necesitamos que vengan al país extranjeros de calidad, que aporten una diferencia real y que llenen a los futbolistas jóvenes de experiencias, que les aporten ideas; como pasaba antes. Pero pocos futbolistas querrán venir a un país donde existe un nivel de violencia tan alto, que detiene un partido de fútbol.
Por eso insistimos tanto en el empobrecido entorno que luego repercute en el juego. Construir un mejor futuro para nuestros futbolistas es hacerlos entrenar bajo las nuevas tendencias, actualizar la manera en que los formadores transfieren el conocimiento y tener una audiencia que siga creciendo en el amor por la pelota.
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El fútbol hondureño vive sus peores momentos posibles, debemos hacer un cambio radical, comencemos por el fútbol base, en un modelo de juego establecido en las selecciones menores y buscar mejorar la calidad de las transmisiones de televisión en todos los aspectos. Cumplir con las promesas de mejorar los campos de fútbol y cuidar al aficionado que respeta la esencia del juego.
Desde estos ángulos deberíamos trabajar el fútbol hondureño, para que luego de la detección de todos los problemas que tenemos, podamos construir un futuro para aquellos que sueñan en convertirse en futbolistas profesionales. Ellos han visto que el juego les puede generar un mejor futuro a su familia, por eso como me insiste un amigo:
“El fútbol es más que fútbol”
