Luis Palma es hoy una de las piezas más ilusionantes del Lech Poznań de Polonia, pero su historia comenzó mucho antes, en las calles de La Ceiba, vendiendo frutas junto a su padre y soñando apenas con tener unos botines. A los 13 años, cuando todavía jugaba “solo para divertirse”, apareció una figura clave: el profesor Francisco Pavón, quien lo guió con exigencia y le hizo ver que podía llegar lejos. “Él me abrió la mente de lo que podía hacer en el fútbol”, cuenta Palma, reconociendo la influencia de su formador en su transformación de niño habilidoso a futbolista profesional.
El sueño que parecía lejano se convirtió en realidad: Palma no solo llegó a Europa, sino que ya sabe lo que es jugar y marcar en Champions League, una experiencia que valora profundamente y que hoy lo llena de motivación. “Cumplí sueños que de niño veía por televisión”, confiesa en el canal de YouTube Sportowy. Por eso, cuando recibió la llamada para llegar al actual campeón polaco, no lo dudó. Le atrajo la ambición del club, su proyección internacional y la posibilidad de seguir compitiendo al máximo nivel europeo.
Con humildad, pero también con carácter, Luis Palma llega a Poznań decidido a aportar su experiencia y su calidad al equipo. Sabe lo que representa su nombre y lo que se espera de él, pero prefiere dejar que su fútbol hable. “Vengo a trabajar, a dar mi granito de arena”, afirma, sin perder de vista sus raíces ni la responsabilidad de representar a Honduras. Para el Lech, su fichaje no es solo una incorporación deportiva, sino también una declaración de intenciones: competir con ambición en Europa y tener en Palma a un referente dentro y fuera del campo.
LO QUE DIJO:
Luis Palma, bienvenido. Un bicho, ¿verdad?
Thank you, thank you. Gracias. Te lo digo en inglés también. Gracias, Dominic, por la oportunidad. Y bueno, sí. Muy alegre estar aquí.
¿Tu apodo es un bicho, no? Aunque también he escuchado que para los cercanos es wiki, ¿no?
Sí, sí, wika. Pero bueno, bicho fue por cómo se celebraba en Honduras. Pero bueno, ahora ya tiempo pasado. Ahora ya somos Luis de nuevo
¿Esto era por las celebraciones tipo Cristiano Ronaldo, no?
Tipo Cristiano, sí.
¿Pero hoy en día, este apodo te gusta o ya como un poco te molesta?
No me molesta, pero trato de estar alejándolo ya para ser auténtico yo mismo. Pero bueno, donde ellos me dicen bicho, igual yo como miro.
Bueno, cuéntanos un poco de cómo vos llegaste acá a Poznań. Cómo también, qué te convenció para llegar acá y cómo aprovechar esta oportunidad.
Estaba en mi casa con mi familia. Era una tarde calurosa en mi ciudad natal, La Ceiba, Honduras. Y bueno, me llamó mi agente. Me dijo que había la oportunidad de estar acá en Poznań. Bueno, me enviaron la información del club, todo. Me puse a verlo. Le comenté a mi familia de la oportunidad. Una buena oportunidad para mí para venir a jugar. Volver a retomar el cierto nivel que acostumbro tener. Me motivó que es el actual campeón. Que está peleando por cosas europeas. Y para mí, que un equipo tenga esa mentalidad o esa ambición de querer progresar en Europa. Es muy importante. Y bueno, me motivó.
¿Pero siempre hay algún factor, un aspecto que especialmente como te queda en la cabeza, en este caso era la visión de jugar en la Champions, esta posibilidad, o más, por ejemplo, te convencieron con las imágenes de aficionados? 40.000 personas.
Sí, la verdad que el club, saber que un equipo campeón de un país se fija en mi persona para poder brindar un cierto nivel, cierto juego. Bueno, me motivó. Y bueno, ahora a disfrutar el momento que es aquí en Poznań. Con el club muy agradecido con ello.
¿Tú vienes con el pensamiento de ser protagonista? De un poco, porque algunos dicen, ah, ha venido la estrella. O el nombre con el curriculum que no tenemos que mirar mucho, porque recordamos sus goles de Champions.
Sí, la verdad que vengo a trabajar, a dar mi granito de arena, con mucha confianza de poder brindarle a mis compañeros también esa poca experiencia que tengo de jugar Champions. Y nada, ¿qué te puedo decir? Este club está para pelear grandes cosas en Europa. Y bueno, todo va a ser el día a día.
También para un poco mostrarte a los aficionados. Dijiste La Ceiba, una zona tropical. ¿Cómo tú recuerdas también tu infancia ahí? ¿Qué imágenes tienes como recordando este tranquilo lugar?
La verdad que sí, es una ciudad caribeña. Este es mi ciudad natal, La Ceiba, Honduras. Mi infancia no fue la más linda tampoco, pero trabajamos, mi familia siempre me brindó el apoyo para poder cumplir mis sueños que hasta ahora, gracias a Dios, los he estado cumpliendo. Tanto de Honduras como de mi ciudad, es un país muy enriquecido en ciertas partes del turismo, en su vida, en su día a día. Yo estoy muy alegre de representar a Honduras, de representar a La Ceiba, y bueno, representar tanto lo que es mi residencial, mi colonia, como nosotros decimos, la canela, la suyapa, representar también orgullosamente a mi familia.
¿Tú con tus padres vendiste frutas o verduras, no? Como era un trabajo de la infancia también.
Sí. Eso fue en 2009, 2010 y 2011. En ese trayecto de esos años, no era profesional, jugaba solo por jugar, para ser, como decimos nosotros, para ser feliz, teníamos un balón. Pero sí, en los tiempos libres yo me iba con mi papá a vender lo que era frutas, verduras, vegetales, todo eso. Lo disfrutaba mucho. Sabía andar conociendo también lugares que nunca había conocido en mi ciudad. A la temprana edad conocí pueblos, aldeas muy, muy lindos. Estoy orgulloso de haberlo hecho también.
Y también como niño trabajaste para que te puedan regalar o comprar primeros tacos, ¿no?
Sí, seguro. Eso me lo gané yo, como decimos. Recuerdo bien que mi mamá me compró mis primeros botines originales, que, digamos, 3,000 lempiras en Honduras eran casi 150 dólares, que en aquel año era mucho. Eso fue hace 15 años, me acuerdo bien, eso no lo olvido, de mi familia, que siempre estuvo ahí para darme el apoyo. Y por ello estoy agradecido con Dios y puedo recompensarlos.
¿Tú no pensaste en ser un jugador profesional, pero tenías calidad?
Sí, la verdad que muchas personas se acercaban a mí, me decían que tenía una buena cualidad para jugar fútbol. Pero, sabes, a la edad de 11, 12 años, 13 años, siempre quiere jugar, pero para divertirte. Hasta que llegó un entrenador, que ahora lo considero como también una familia mía, que es el profesor Francisco Pavón, 'Chico' le decimos, él desde los 12, 13 años, me enseñó muchas cosas en el fútbol, él me abrió la mente de lo que podía hacer en el fútbol. Y bueno, también le doy gracias a ellos. Tampoco sin olvidar a muchos entrenadores que tuve en las categorías menores, que si te menciono, puedo olvidar a uno, entonces todos los que estuvieron en ese proceso formaron parte de este crecimiento que hasta ahora tengo.
¿Y él era duro contigo? Porque me imagino que si tú quieres solo divertir, regatear, marcar los goles, y un entrenador tiene en la mente la táctica, un poco más orden del equipo, siempre vienen un poco algunos regaños, ¿no?
Claro, él siempre me regañaba. Si un entrenador no te regaña es porque no quiere lo mejor para ti. Entonces, en ese aspecto yo agradezco cada regaño, cada grito que pegaban hacia mí para poder crecer. Y bueno, hasta ahora lo he entendido. Te digo que eso fue a los 13, 14 años, y créeme que hace 10 años no tenía ni tampoco la mentalidad ni la idea que iba a estar hasta ahora aquí. De años atrás también cumplí sueños que de niño los miraba por la televisión que fue jugar Champions, de poder marcar en Champions League contra grandes equipos. Entonces, son sueños que al final uno dice, nunca los soñé, pero tampoco era algo imposible.
¿Cómo supiste manejar la fama como jugador?
Cuando llegué al Celtic impacté rápido, entonces con eso viene lo de la fama y otras cosas que hay que saber manejar en ese aspecto. Tuve mis errores como persona y futbolista, siempre he dicho que primero soy persona y luego futbolista. Estuve con un psicólogo y ahora tengo que retomar las citas con él, me ayudó muchísimo en estos tres años que cambió todo en mi vida. Saber manejar la situación de la presión y la fama, lo trabajé con el psicólogo y es muy importante tener a alguien para contarle los problemas de casa y de fútbol, porque la gente puede ver un rostro alegre, pero nadie sabe lo que pasa por detrás de uno.