Seguramente la gente del conjunto azul estará molesta y con justa razón, por el gol anulado a su equipo que pudo ser determinante y cambiar la historia, pero no podemos culpar al cuadro progreseño por este enorme error, ellos también padecieron algo similar en el Nacional al quedarse con 10 futbolistas por 80 minutos y batallar siempre con el resultado adverso.
Lo realizado por los dirigidos por Héctor Castellón fue sencillamente asombroso. Líderes indiscutibles de las vueltas regulares.
Con un gran equilibrio en todas sus líneas, muchos goles en ofensiva y pocos en su propio marco. Con jugadores que demostraron una gran madurez en muy poco tiempo.
Este equipo supo cómo jugar una semifinal, donde sacó un valioso empate en condición de visitante ante Vida y remató en su estadio ganando su juego.
Luego debía enfrentar el escollo más grande y por el cual muchos dudaban, jugar una gran final, primero en el Nacional, ante un grande como Motagua, y jugó a mi entender el mejor partido del torneo. Todo estaba listo en el Michelleti, estadio a reventar y con todo el público a su favor.
El trámite del duelo fue durísimo, Motagua sorprendió e impuso condiciones desde el primer minuto.
Sacó una ligera ventaja en el marcador y perdonó en varias ocasiones.
Honduras del Progreso trató de sacarle el mayor de los provechos a todos los balones parados, ya que era hasta ese instante la única alternativa que se veía posible.
Y así llegó la igualdad, centro al corazón del área pequeña, en un rebote inesperado se selló el empate definitivo, la fortuna estaba de su lado.
El segundo tiempo fue más de trámite, ninguno tomó riesgos innecesarios, y esperaron que se llegase a la tanda de penales.
En lo personal, y por los antecedentes mostrados por el Honduras, pensé que el campeonato se lo llevaba Motagua.
Honduras fue implacable en todas sus ejecuciones, los azules sencillamente fueron de lo peor. La conclusión que hago es que no se puede ensombrecer el título conseguido, todos los involucrados con este equipo son merecedores de este éxito.
Ahora se vienen retos mayores como es jugar un torneo internacional, impensado por propios y extraños. Lo realizado por el Honduras del Progreso invita a soñar a todos los equipos con bajo presupuesto, quedó demostrado que no solo con chequeras se obtienen éxitos, a veces alcanza con hambre de gloria. Felicidades. Hasta la próxima