Liga Nacional

La confesión de Crisanto sobre las mujeres: 'A las rubias les atrae las pieles oscuras'

El defensor del Motagua confiesa que se comía cuatro baleadas con todo en casa sentada pero dejó ese vicio.

2016-08-16

En la segunda parte de la entrevista con Limber Pérez, Wilmer Crisanto revela como las mujeres blancas se mueren por los jugadores negros. Además, confiesa lo que le dijo el entrenador Luis Fernando Suárez cuando lo expulsaron frente a Brasil en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

¿Podés confirmarme que a las rubias argentinas les gustan los hombres negros?
Mueren por nosotros, nos admiran todo, nos ven muy fuertes en todos los aspectos, ja, ja, ja. A ellas las atraen las pieles oscuras.

¿Conquistaste a una rubia argentina o estás soñando?
Tenía mi rubia, tenía mi pareja y ella pasaba muy feliz conmigo, platicábamos mucho, ja, ja, ja!

¿No te perece que esa rubia te chupó? Cuentan en Argentina que eras un negro débil y aquí eras una bestia, un toro.
Ja, ja, ja. No, lo futbolístico era aparte y lo sentimental igual, eso no tuvo nada que ver.

Por una irresponsabilidad tuya, la gente cree que se pudo aspirar a una medalla olímpica en Londres, te dejaste expulsar.
Se ve que fue una irresponsabilidad, pareciera que sí, en el momento me sentí mal, me pareció fallarle al grupo de jugadores, pero lo que sí sé es que en ese momento lo entregué todo. Para ese partido estaba bien, muy metido.

Crisanto, Honduras tenía controlado el partido, Brasil estaba muerto y vos le diste vida, ¿no pudiste controlar tus emociones?
Tal vez no supe controlar mis emociones, pero en mí estaba darlo todo, me equivoqué, lo reconozco, las dos amarillas fueron en un tiempo corto.

¿Qué se te vino a la mente cuando viste la tarjeta roja?
Creí que se caía todo Honduras sobre mi espalda, salí aplaudido por la afición, vieron que quise hacer las cosas bien, pero se me formó una Honduras en la mente, me sentía muerto, maté una esperanza, no era garantizado que si yo seguía en el terreno de juego, había una medalla, pero acabé con la ilusión, contra Brasil tienes que jugar con once jugadores todo el partido, sentí todo el cargo en mí, lo bueno de esto fue que mis compañeros nunca me señalaron.

¿Qué te dijo el profesor Suárez?
Me dijo que me iba a castigar, creí que no volvía más a la Selección, eso pensé, en verdad me cortó del equipo, cuando vino el duelo contra Panamá en Panamá, ahí me convocó, me envió a la guerra, pero sacamos un buen resultado.

Wilmer, descendió el equipo que te dio un nombre en el fútbol de Honduras, ¿te ha dolido lo que le ha pasado al Victoria o no lo has sentido?
Claro que me ha dolido, te diré que me formé en las inferiores del Vida, pero siento lo que le ha ocurrido al Victoria, tengo un dolor hacia ciertos dirigentes que no fueron responsables en el equipo, directivos que llamaron las desgracias y que nunca le buscaron una solución a los problemas del equipo, dirigentes que sembraron maldad y al final eso cosecharon. En el club se acostumbraron a tratar muy mal al jugador de casa y al de afuera le daban de todo.

Entonces en Victoria mandaban al jugador de la casa al chiquero y al de afuera al hotel cinco estrellas...
Eso era así desde que yo estaba en el equipo, grandes jugadores que se formaron en la institución de un día para otro ya no estaban por decisiones de los dirigentes.

El descenso de Victoria se lo achacan a los dirigentes, nadie responsabiliza a los jugadores. Es fácil lavarse las manos, Crisanto.
Es ahí en donde te digo que cosecharon maldad, de nada te sirve tener buenos jugadores y malos dirigentes, no todos los directivos del Victoria fueron malos, pero al final no hicieron las cosas bien, cuando yo jugué en el equipo lo hacía por amor, disfruté defender los colores del Victoria.

Foto: Diez

Wilmer Crisanto dice que el entrenador Jorge Luis Pinto le ha pedido que se ponga a dieta.

La final que jugaron contra el Olimpia se definió muy fácil, ¿vendieron esa oportunidad?
No, para nada, imposible, teníamos un gran plantel y estábamos bien dirigidos, el entrenador era el profe Vargas. Lo que pasó fue que los mismos directivos nos desanimaron, nos bajaron la moral, no quisieron darnos premios por salir campeones, solo el salario y conformate, era una locura, eso solo en La Ceiba se mira, estando en Tegucigalpa nos hospedan en un hotel no adecuado para concentrar a futbolistas.

En pleno viaje a jugar la final, ¿el grupo venía derrotado?
Derrotado no, pero frustrado sí, no podés venir a enfrentar una final sin tener una motivación, todos los equipos te dan un premio global si quedás campeón, menos el Victoria. Te diré que a la hora de cenar nos salieron con una comida no apta para futbolistas que iban a jugar una final.

Has sido cuestionado por tu peso, ¿te sientes bien así?
Llegó un momento que ya me había acomodado, me sentía muy bien, estaba jugando, hacía mis cosas, me sentía muy bien, hasta que vino un técnico que vio buenas aptitudes en mí para dar a la Selección, hablo de Jorge Pinto, logró ponerme en un régimen para estar mejor en muchos aspectos, reconozco que estaba muy pesado, tenía muchas libras de más.

¿A qué se debía esas libras de más? Eres un jugador de alto rendimiento. Seleccionado nacional.
Caí en un momento que me sentía ansioso, al ver que no podía salir del Victoria, me frustró y eso me llevó a comer de todo, la ansiedad fue determinante para que subiera de peso.

¿Qué era lo que tanto comías?
Comía de todo, baleadas, pollo frito, es lo que más se come en La Ceiba, es una ciudad que a cualquier esquina que llegues hay algo de comer, normalmente me echaba cuatro baleadas con todo, al final me estaba dañando como profesional, un dirigente del Victoria abrió una pollera y tenía buen sabor, era delicioso y yo siempre comía mis pedazos de pollo, de remate empezó de gratis para mí, imagínate, en casa no dejaba nada en el plato, mi mamá siempre estaba pendiente que su hijo comiera.

Pinto te pesaba cada vez que ibas a la Selección y siempre se molestaba con vos, te encontraba con libras de más.
Al final bajé, para como estaba antes, él fue claro que si no bajaba de peso no volvería, tuve que meterle más, hay momentos en que me descuido con mi alimentación, también recibí felicitaciones de él por llegar con el peso que habíamos pactado.