Olimpia puso la fiesta a los 40 minutos con el golazo de Alexander López quien se quitó una marca y desde fuera del área remató para vencer al argentino Rougier que no pudo hacer nada.
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Pero antes del gol Merengue, la polémica se hizo presente en el clásico. Hubo dos penales claros y una falta violenta de Michael Chirinos sobre Marcelo Pereira que el juez Mendoza no sancionó.
Apenas corrían tres minutos cuando Juan Pablo Montes tumbaba en el área a Michael Chirinos y Mendoza decía que no había nada. ¿No era penal? Clarísimo, pero le dio miedo sancionarlo al de la colonia López Arellano de San Pedro Sula.
Para emparejar la balanza, Mendoza firmaba su mal encuentro al no pitar otro penal. Este a favor del Motagua. Donis Escober y Walter García le hicieron un “sándwich” a Marco Tulio Vega y de remate lo lesionaron. Los motagüenses se lo querían comer.
Antes de finalizar el partido, Motagua se quedó con 10 jugadores por la expulsión de Henry Figueroa que perdió la cabeza. Le dio un patadón y golpes en el rostro a Mayron Flores, pero esto no le bajó el ritmo al encuentro que fue bastante ofensivo.
Se vino la etapa complementaria y Motagua con 10 fue superior a Olimpia, estuvo para matar el partido pero Rubilio Castillo tuvo miedo. La más clara acción del partido se la falló solo contra Donis Escober, la pelota se le fue por en medio de las piernas.
Carlo Costly respondió con un cabezazo estremeciendo el poste derecho de Rougier. La hinchada olimpista explotaba en el Nacional y el juego entraba en su mejor momento, grandes acciones de Motagua con jugadas de contragolpe y los Merengues defendiendo a como dé lugar.
Cuando se jugaban 85 minutos de partido, el Olimpia perdió la cabeza, Mayron Flores que ya tenía amarilla se bajó a Rubilio Castillo dentro del área. En la jugada se ve claramente como le pisa el talón a Castillo quien tropieza cuando se enfilaba al marco.
Llegó Wilmer Crisanto que recién había ingresado y con un remate al costado izquierdo de Donis, bien colocado a media altura, le dio el empate al Motagua que lo celebró en honor a Santiago Vergara quien sufre una dura enfermedad. El clásico quedó a deber porque Mendoza lo empañó.
