Seguramente entre esos pensamientos estaban doña Olga y don Policarpo, sus padres, que ese día faltaron a su cita con el Yankel Rosenthal.
Después del partido llamó a sus progenitores hasta Mezapa, que seguramente estaba rebosantes de alegría, aunque lamentando que ellos no estuvieron en su estreno. 'Me felicitaron, me dijeron que le agradezca a Dios, que siga trabajando como estoy, que no pierda la cabeza', expresa el pequeño Berríos.
Además, cuenta qué sucedió en esa ausencia de sus padres: 'No se dio, ellos siempre vienen al estadio, siempre les cuento cuando voy en lista y esta vez no lo hice, imagine que iban a venir y resulta que no vinieron. Ellos vienen, no sé porque no hicieron'.
Sus progenitores lo vieron debutar desde Mezapa, pueblo en el que la familia Berríos ha estado feliz, 'me felicitan y me dan consejos', añade el joven futbolista.
La enseñanza más valorada que Víctor ha recibido de su hermano Mario es una línea a seguir que parece muy sencilla: 'Me ha dicho que siempre sea humilde. Que sea buena persona y después futbolista', confesó.
Por eso este cipote, que cumplió 19 años el 23 de febrero pasado, tres días después de su estreno en la Liga, tiene una admiración casi extrema por su hermano y líder: 'Es excelente capitán, en la cancha, en el vestuario, en la casa es buen hermano y ejemplo', describe.
El novel jugador esmeralda pretende alargar la leyenda de su familia en Marathón, cosa que no pudo Luis, debido a las lesiones: 'Demasiada lesión, tres veces lo operaron de la rodilla, él decidió no seguir y dedicarse a los estudios', cuenta con pesar el más pequeño de la dinastía Berríos.
EN EL DON BOSCO
A punto de retirarse para integrarse a los entrenamientos del club, el menor de los Berríos confiesa que aunque es nacido en el seno de una familia de recalcitrante color verde, estuvo a punto de vestirse de blanco.
Resulta que Víctor conoció en el instituto Don Bosco, donde se graduó de Bachillerato en Ciencias y Letras, al volante de contención, ahora en Olimpia, Ariel Flores. Son muy amigos, también fueron compañeros en el Platense Júnior y querían seguir la sociedad en la cueva del león.
La experiencia con los leones, sin embargo, no llegó a buen puerto: 'Estuve tres meses en el Olimpia, pero no pude arreglar; iba a firmar con las reservas, pero en esos días mi papá andaba en España, no pude llegar a nada, sin embargo estoy muy agradecido con ellos por como me trataron', dice.
Tras la fallida operación en la capital, Berríos decidió seguir el camino de su hermano: 'Estando aquí hablé con mi papá y mi hermano, pensamos que mejor me quedaría en Marathón', desde hace un año y medio se prepara en el campamento verdolaga y el sábado anterior tuvo el debut soñado de cualquier futbolista: anotando gol.
CURIOSAS CON EL JUGADOR DEL MONSTRUO
¿Cómo se sientes con su debut?
Alegre, contento y agradecido con Dios.
¿Ya paró de celebrar?
Sí, ya estoy tranquilo.
¿Qué hizo después del partido?
Me fui a mi casa a descansar con mi hermano (Mario Berríos).
¿Qué le dijo Carlos Pavón?
Como todo el grupo estaba felicitándome por el debut que tuve.
¿Quién es mejor?
No sé la verdad.
¿Qué número de camisa te gustaría usar?
El ocho, mi hermano Mario usa el 19 porque es el cumpleaños de mi mamá (19 de diciembre) y yo quiero el 8 (su padre cumple el 8 de enero). También por un tío que murió, usaba el 8 en el equipo de la familia.
Primer partido que viste a Mario.
La vez que me acuerdo, un gol que le anotó al Atlético Olanchano, creo que fue su primero.
¿Y si no fuera futbolista qué sería?
Desde pequeño andaba con mi abuelo, me gustaría ser ganadero. Regresaría a Mezapa.