Real Madrid y Manchester City se fueron al descanso empatando sin goles. Los blancos necesitan al menos ganar por 2-0 para sellar su pase a la final de la Champions y eso lo sabe muy bien Pep Guardiola, que no se fía de las remontadas que son capaces de hacer en el Bernabeú.
Nervios, ansiedad, tensión. Todo eso ha venido sientiendo Guardiola a lo largo de todos estos días, a pesar de que él lo haya podido disimular.
Sin embargo, minutos antes del partido, al técnico del City ya no le importó nada y se dejó llevar por lo que sentía en el banquillo.
Cuando faltaba pocos minutos para dar por iniciado el tremendo encuentro, Guardiola se sentó en el banco y sin saber que lo estaban enfocando, mostró sus nervios. El entrenador español se tomó la cabeza en soledad, se quedó hablando solo y mirando hacía la nada, totalmente perdido.
“Es una gran prueba, una gran suerte, los dos estamos en semifinales, nos tenemos que encontrar a nosotros mismos para llegar a la final”, explicaba el catalán en la rueda de prensa previa.
El Manchester City está con la ventaja de un gol tras lo sucedido en la ida, donde pudieron vencer a los merengues por 4-3.
