El valiente que se atrevió a lidiar con la serpiente tuvo que emplear una pinza para poder retenerla. Su escurridizo cuerpo era prácticamente imposible de atrapar, teniendo en cuenta que se encontraba dentro del agua del inodoro.
Finalmente el hombre consiguió inmovilizarla y sacarla de ahí, no sin antes luchar para poder sacar todo su cuerpo. Como se puede ver es una serpiente bastante grande, aunque no venenosa. Poco después fue llevada hasta la selva y devuelta a su hábitat.
La situación geográfica de Tailandia es clave a la hora de entender qué hacía una serpiente ahí. Con la expansión demográfica se ha ido edificando en terrenos que antes eran selva, es decir, los animales ven como su hábitat se va reduciendo cada vez más.
Esto unido a que en Tailandia hay alrededor de 150 especies de serpientes, un tercio de ellas venenosas, provoca que en más de una ocasión los humanos se las encuentren en sus casas.