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Ese fue el caso del Zibo Cuju FC de la Segunda División de China. La institución recibió hace poco el fuerte respaldo económico de He Shihua, un multimillonario asiático de 35 años, quien se convirtió en socio mayoritario del club que ahora utiliza para satisfacer todos sus caprichos deportivos.
Sin ir más lejos, este fin de semana obligó al técnico Hongyi Huang a poner a su hijo en el cuadro titular. Pese a no tener el estado físico de un deportista profesional, con un sobrepeso que llega a los 126 kilos (277 libras), el heredero Shihua, que juega como mediocampista, se dio el lujo de saltar al campo y ejecutar cada balón parado que tuvo su equipo.
Las cosas no salieron bien y el Zibo Cuju, que marcha último en el torneo, volvió a perder. Después de cinco fechas disputadas, el equipo acumula apenas un punto y solo ha marcado dos goles, por los 10 que ha recibido. Pero no solo esto.
Lo más curioso es que una de las condiciones que puso Shihua al comprar al club fue que él también fuese incluido en la plantilla. Así, su nombre aparece como integrante del plantel y es el poseedor de la playera número 10, aunque rara vez salta al terreno de juego.
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El 4 de mayo, debutó con el equipo al ingresar cuando restaban siete minutos para el final en el partido que estaba 0-0 ante el Sichuan Jiuniu, entidad propiedad del grupo City Football Group (del Manchester City). Si bien no tocó la pelota, fue parte así del único empate que su club pudo cosechar en el certamen hasta el momento.
Su caso no es el único en el fútbol chino. El dueño del Shenhua, Zhu Jun, de la Superliga china, jugó cinco minutos en un encuentro amistoso entre entre Shanghai Shenhua y el Liverpool en 2007, cuando lució la casaca 16. Sin embargo, nunca se había visto que un propietario sea también jugador del plantel profesional durante toda la temporada y oblige al DT a poner a su hijo en el 11 titular.