La casa es pequeña, hay dos camas, una pequeña estufa, un refrigerador un televisor, un ropero en el centro y un comedor con dos sillas.
En este diminuto, pero acogedor espacio vive doña Iveth (38 años) y su hija Fabiola, hermana menor de Bryan. Nos recibe con mucha amabilidad y alegría pues recientemente estuvimos compartiendo con su hijo en Houston.
“¡Que alegría que pudieron ver a mi muchacho! Daría lo que fuera por poder hacerlo yo. Desde que se fue no lo veo”, nos dice mientras camina despacio apoyada por una prótesis ubicada en su pierna derecha desde hace tres años.

Perdió su pierna derecha en busca del sueño americano.
Con esta valiente, luchadora y tremenda señora, hay mucho que platicar, pero en este caso no es tanto de su hijo y de todo ese sueño que tiene convertirse en un jugador profesional, sino de su propio testimonio.
De su historia que es desgarradora, pero que nos deja una lección de vida tremenda. Doña Iveth fue víctima de la tan sonada “Bestia Negra”, ese tren de carga que traslada millones de indocumentados cada año y en el que miles han perdido la vida o partes importantes de su cuerpo, como en su caso, que su pie derecho fue mutilado.
“Yo siempre he sido una madre que lucha por sus hijos. Estuve mucho tiempo haciéndolo, ellos tenían sueño, pero que en Honduras no podía lograr nada para ellos. Entonces tomé la decisión (en el 2009) de irme. Fue difícil porque mis sueños quedaron ahí”, comienza contando mientras por sus ojos ya merodea la tristeza.
Ella se sintió engañada porque todo se lo pintaron fácil y una vez iba en el camino, todo fue lo contrario hasta que llegaría el día, sí, aquel día trágico para ella y su familia.
“Íbamos en el tren, ya en México, y todo estaba bien hasta que el muchacho (el coyote) que nos llevaba, decidió bajarme del tren, él me dijo que ya no iba con él sino con otro persona y me subieron a una como especie de góndola. Me pareció raro, pero él insitía que yo iría mejor. Estaba aturdida, cansada, con hambre, luego de casi 15 días de viaje”, relata.
Y sigue contando: “La gente comenzó a gritar que había que tirarse y lo hacían unos por aquí y otros por allá. Yo intenté bajar, puse mi pierna izquierda en un escalera y en ese momento el tren me jaló, quedé atrapada y me cortó mi pierna derecha”.
Cuenta que iba con su hermano y que no sabe cómo fue que pudo salir viva de ese tren. “Recuerdo que salí boca arriba, tenía pánico y miré venir otro vagón encima de mi, me arrastré con mis brazos. Mi hermano estaba arriba y pensó que yo había muerto”.
A doña Iveth no le gusta hablar de este episodio porque los amargos recuerdos van y vienen por todos lados.
“Todo mundo lloraba y ni querían ayudarme, yo estaba muriendo de dolor y fue hasta que se acercó mi hermano para que me pusieran un torniquete, boté toda la sangre, era para que yo muriera”.
El hospital más cercano era uno a dos horas del lugar donde sufrió el accidente, queda en Villa Hermosa y ahí pudieron operarla.

Dolor de madre. También sufrió mucho cuando Bryan se fue hacia EUA.
NO QUERíA VOLVER
Doña Iveth también cuenta que tras su accidente e intentar recuperarse en México durante tres meses, no quería volver a su tierra, pero que el amor a sus hijos la empujó a luchar para hacerlo. “Me sentí fracasada”, dice.
Su retorno fue toda una odisea. Tuvo que viajar vía terrestre y sola, acompañada de un botiquín para curar la herida que le dejó el accidente.
Cuenta que a su retorno la recibió toda su familia. “Bryan me estaba esperando, me abrazó y lloramos. Fue un momento duro”, relata.
Lo increíble de todo, es que su pequeño decidió tomar el mismo camino unos meses después. “Tenía miedo que muriera, pero él llegó”, dice.
La “Bestia Negra” no pudo botar sus sueños. Ella está de pie.
BRYAN SIGUE A LA ESPERA DE SUS PAPELES PARA PODER JUGAR EN LA MLS
Bryan Moya aún se mantiene a la espera de que la MLS y sus abogados puedan resolver su situación legal en Estados Unidos para ser inscrito en el equipo profesional del Houston Dynamo.
El jugador catracho se mantiene participando con la Sub 23 del club, pero trabaja junto al plantel mayor, al lado de Boniek García, Luis Garrido y Alex López.
Moya está algo impaciente, pero sabe que este asunto legal es cuestión de tiempo. “Me mantengo platicando con la gente que me está ayudando, espero que se solucione pronto”, comenta Bryan con mucha ilusión.
Algo muy importante, es que ya tiene representante, quien también está apurando todo el proceso. Su manager es Chris Megaloudis, el mismo que ha representado a Andy Najar.
“Espero poder verlo jugando en la selección”
Tras relatar su conmovedora historia, doña Iveth cuenta con mucha ilusión y alegría, lo que significa para ella que su adorado Bryan, esté a punto de convertirse en jugador profesional en Estados Unidos.
“Es un sueño que él tenía desde pequeño, jugar fútbol. Por el problema que tuve, mi hijo decidió irse y nunca imaginó que llegaría a este nivel, pero Dios ha sido bueno con nosotros”, dice.
Y agrega: “Me siento muy orgullosa por todo lo que mi hijo ha logrado hasta ahora y espero poder verlo pronto jugando como profesional y en la Selección”.

Familia de Bryan. Postalita del recuerdo de la mayoría de los miembros del clan Moya.

Doña Iveth guarda con cariño cada recuerdo de su hijo Bryan, quien busca cumplir su sueño en EUA.