Defendemos el buen juego, la representación más genuina de jugar a la pelota, desde la intención de proponer hasta anotar los goles.
En un modelo de juego es donde fluyen las ideas y se notan los aspectos importantes. Desde acá, vamos a resaltar jugadores, posiciones además de condicionantes que hicieron a la Selección de Honduras jugar bien.
Andy Najar. Me decía uno de mis mentores que sin buenos laterales, es muy difícil jugar bien al fútbol; eso fue exactamente lo que le dio Najar a la Selección. Sabía cuándo ser profundo, cuándo generar amplitud, y lo más importante sus intervenciones fueron para relacionarse con los que más saben con el balón.
Intensidad. Posiblemente el término más confundido en el fútbol desde hace algún tiempo. La intensidad no es buscar la intención de lastimar o entrar fuerte al rival. La intensidad es la alta concentración física y mental. Movimientos correctos en los momentos decisivos, mantener la compresión del juego y ejecutar decisiones según la atención brindada al transcurso del juego. Honduras no sufrió en los ABP: Acción a Balón Parado.
Kervin Arriaga. Posiblemente el futbolista más intenso ayer, logró controlar su temperamento, lo que le permitió jugar bien. Estaba bien ubicado, sus ayudas eran precisas, ofrecía apoyos en salida y sus trayectorias de acoso eran realmente intensas. Futbolista que puede ir creciendo si logra ser bien acompañado.
Extremos. La Selección de Honduras tiene jugadores con potencia y superioridad cualitativa por los costados. Romell Quioto y Rigoberto Rivas son jugadores que ganan los duelos facilidad, dan la amplitud necesaria para permitir a sus compañeros jugar por dentro y luego ellos recibir en condiciones. Además, tienen gol.
Carlos Pineda. En el segundo tiempo, entró al campo el mediocentro del Olimpia, un jugador con una gran capacidad de interpretación, condicionó al rival, lo desordenó y provocó mucho más orden mediante el balón. Futbolistas así son necesarios para jugar bien al fútbol.