Corría el minuto 23 del compromiso cuando el atacante aprovechó un rebote que dejó el portero neozelandés tras un cobro de tiro libre de Luis Palma. De forma increíble el atacante catracho se lanzó de cabeza haciendo el oso.
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El cabezazo debía llevar el sello de gol, no tenía marca y demostró la falta de técnica para rematar, pero a la hora de tomar la decisión, cerró los ojos y la pelota de forma increíble se fue desviada de la portería. El guardián de Nueva Zelanda aplaudió porque ya estaba vencido.
El entrenador del cuadro nacional, Miguel Falero, se puso de pie al ver la acción porque no creía que se perdonara de esta fea forma una acción ante un equipo oceánico que le había dado pocas oportunidades al cuadro nacional que está urgido del triunfo para buscar seguir con vida en las olimpiadas.
