Liga Nacional

Avner Portillo y sus relevaciones para jugar en primera con su hermano Clever: “había momentos en que no comíamos”

El futbolista lleva 6 partidos en el torneo Clausura con la camisa del Victoria de La Ceiba.

2025-03-10

El camino de Avner Portillo hacia la primera división de Honduras no ha sido fácil. Siendo adolescente, tuvo que enfrentar dificultades y sacrificios, pero siempre con la determinación de cumplir su sueño.

Hoy, a sus 22 años, está viendo los frutos de su esfuerzo al debutar con el Victoria en la Liga Nacional, siguiendo los pasos de su hermano, Clever Portillo, quien actualmente milita en Motagua.

Avner juega como mediocampista y Clever de lateral izquierdo, ambos crecieron en Lepaera, Lempira, en un hogar donde nunca faltó amor ni el pan en la mesa, gracias al esfuerzo de sus padres en el campo. Sin embargo, sabían que para cumplir sus metas debían salir de su zona de confort.

“Me tocó salir de casa desde temprano, no fue fácil alejarme de mis padres, pero tenía las ganas de superarme. Nadie me ha regalado nada, todo ha sido puro sacrificio y actitud”, inició relatando Avner en entrevista para DIEZ.

Con esa mentalidad, ambos hermanos tomaron la difícil decisión de dejar su tierra natal y trasladarse a San Pedro Sula en busca de una oportunidad en el fútbol. Clever logró un contrato con Lone FC, pero Avner tuvo que seguir peleando por un lugar.

Avner Portillo y sus relevaciones para jugar en primera con su hermano Clever: “había momentos en que no comíamos”

A veces no teníamos para pasajes, para comprar tacos o para cortarnos el pelo; también había momentos en que no comíamos, pero los dos nos apoyábamos, cuando yo no tenía, él me ayudaba y viceversa. Dormíamos en un cuartito en San Pedro, sufríamos, pero manteníamos la felicidad”, remembró.

Sin lograr contrato en Lone FC, Avner tuvo que buscar otras formas de salir adelante. Por las noches trabajaba en una empresa de plástico mientras seguía luchando por su sueño en el fútbol.

“No quería, pero la misma necesidad de mi familia me obligó a trabajar para llevar el pan sagrado a la casa”, confesó. Con el tiempo, logró jugar en Lepaera FC, un equipo que ya no existe en la Liga de Ascenso. Sin embargo, su primer salario apenas era de 3,000 lempiras, una cantidad que apenas le cubría sus necesidades básicas.

“Solo era por la oportunidad, pero con eso no se sobrevive. Uno quisiera ayudar a los padres, pero no se podía porque no nos ajustaba”, dice.A pesar de todo, Avner nunca pensó en rendirse porque “creía en mi capacidad, en mis condiciones, pero no es fácil venir desde abajo. En esto se sufre. Lo hago porque quiero ser un orgullo para mis padres”.

Avner Portillo y sus relevaciones para jugar en primera con su hermano Clever: “había momentos en que no comíamos”

El presente y un sueño por cumplirHoy la vida ha cambiado para ambos hermanos. Avner ya suma seis partidos en primera división con Victoria, mientras que Clever ha jugado más de 50 encuentros con Motagua y ha sido convocado a la Selección de Honduras.

Uno de los momentos más emotivos para ambos fue cuando se enfrentaron en un partido entre Motagua y Victoria. “La familia está alegre, pero cuando jugamos en contra hay división, se ponen tristes y alegres, así que prefieren un empate. Para mí fue una felicidad enorme jugar contra mi hermano. Clever es una persona de admirar porque también pasó momentos duros, así que cuando lo veo digo ‘él puede, así que yo también’, comenta Avner.

Los hermanos Portillo tras el juego entre Motagua vs Victoria.

Aunque ahora disfruta de su presente con Victoria, su sueño a futuro es compartir cancha con su hermano y vestir la camiseta de la Selección de Honduras. “Sería algo muy bonito defender los mismos colores, sudar esa misma camiseta juntos. Pero tengo que esforzarme más y esperar a que se dé el momento. Dios es el único que puede hacer lo imposible, posible”, detalló.

Este es Avner Portillo, un futbolista que tiene tatuado un testimonio de lucha, sacrificio y perseverancia, que nunca bajó los brazos y que la única hambre que tiene ahora es el hambre del éxito. “Aún no he ganado nada, sé que me falta mucho por trabajar y aprender, pero quiero hacer mi propio nombre de la mano de Dios”, concluyó con certeza.