Fue al cumpleaños de su hermana (10 de marzo) saltándose un entrenamiento. Se quedó en Brasil antes del Clásico para salir Itapema (28 de marzo). y la última fue el viaje que hizo a Londres y donde fue cazadado saliendo del domingo al lunes a la salida del Libertine, un sofisticado local de fiesta que en su día fue el Chinawhite, uno de los nightclubs más emblemáticos de Londres, en la zona de Oxford Circus.
Pese a que Neymar tiene dos días de permiso como el resto del equipo, hay disgusto en el Barça, que observa con inquietud la deriva de su ritmo de vida, que acelera a medida que decrece su rendimiento en el césped.
Mientras desde la planta noble y desde el mismo vestuario se ha hecho un esfuerzo común en la última semana por protegerlo (Bartomeu, Jordi Mestre, Robert, Luis Enrique, Piqué o Luis Suárez entre otros se han esforzado por cerrar filas defender su mal momento deportivo con un discurso único), el brasileño se ha mantenido en su burbuja y ha dado lugar a otro alboroto mediático.
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El asunto venía de atrás, cuando para el 10 de marzo decidió borrarse del partido contra el Eibar, saltarse un entrenamiento y viajar a Brasil al cumpleaños de su hermana. Demasiada celebración para tan poco rendimiento deportivo.
Neymar marcó 39 goles la temporada pasada y este curso sólo suma 29. Y más que los números, son las sensaciones. Su rendimiento desde principio de año está lejísimos del que demostró en noviembre, cuando en ausencia de Messi se convirtió en bandera del equipo.
Los medios más afines a la actual directiva del Barça publicaron la semana pasada informaciones (con el beneplácito del club) inquietantes sobre el entorno del jugador.